El Espíritu Santo, tercera persona del misterio de la Trinidad que el Padre envió a los hombres para dar luz y continuidad a la palabra del Hijo, es nuestro mejor recurso de comunicación con el Cielo. El Espíritu está presto a ayudar e iluminar a quien se lo pide. Es un don que Dios ha puesto a nuestro alcance tras el sacrificio de su Hijo para que nunca olvidemos lo que Él vino a hacer aquí por nosotros. Venerarlo y pedir su luz y su guía es un regalo que no debemos despreciar. Él siempre está dispuesto para nosotros, en nuestros mejores momentos para recibir nuestra gratitud y en los peores, para prestarnos su ayuda y su consuelo.

Si cada mañana encomiendas tus palabras y tus acciones en sus manos, no dudarás, no temerás y el camino del bien será abierto ante tus ojos. Pide luz en ese camino y nada podrá herirte, porque sus huestes están contigo.

Él siempre está dispuesto a prestarnos su ayuda y su consuelo. No te fallará.

Te proponemos dos oraciones. La primera, Veni Sancte Spiritus, pertenece a la tradición medieval, entre los ss. X y XII, y fue escrita originalmente en latín. Se ha atribuido a varios personajes, entre ellos el papa Inocencio III.

En segundo lugar, te ofrecemos la traducción al latín de la oración que escribió el Cardenal Jean Verdier (1864-1940) y que ha sido adoptada por el movimiento católico internacional «Camino de Emaús», para invocar en todas las ocasiones la inspiración del Espíritu.

Disfruta esta composición coral contemporánea del Veni Sancte Spiritus, obra del compositor Morten Lauridsen y momento brillante de su suite Lux Æterna. Las obras religiosas de este autor son sorprendentes para la época, por su estilo armónico dulce que denota una gran inspiración espiritual.

Veni Sancte Spiritus

Veni, Sancte Spiritus,
Et emitte cælitus
Lucis tuæ radium.

Veni, pater pauperum,
Veni, dator munerum,
Veni, lumen cordium.

Consolator optime,
Dulcis hospes animæ,
Dulce refrigerium.

In labore requies,
In æstu temperies,
In fletu solatium.

O lux beatissima,
Reple cordis intima
Tuorum fidelium.

Sine tuo numine
Nihil est in homine,
Nihil est innoxium.

Lava quod est sordidum,
Riga quod est aridum,
Sana quod est saucium.

Flecte quod est rigidum,
Fove quod est frigidum,
Rege quod est devium.

Da tuis fidelibus
In te confidentibus
Sacrum septenarium.

Da virtutis meritum,
Da salutis exitum,
Da perenne gaudium.

Amen. Alleluia.

Ven Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo
un rayo de tu luz.

Ven padre de los pobres,
ven dador de las gracias,
ven luz de los corazones.

Consolador óptimo,
dulce huésped del alma,
dulce refrigerio.

Descanso en el trabajo,
en el ardor frescura,
consuelo en el llanto.

Oh luz santísima:
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles.

Sin tu providencia
nada hay en el hombre,
nada que sea inocente.

Lava lo que está manchado,
riega lo que es árido,
cura lo que está enfermo.

Doblega lo que es rígido,
calienta lo que es frío,
dirige lo que está extraviado.

Concede a tus fieles
que en Ti confían,
tus siete sagrados dones.

Dales el mérito de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales el eterno gozo.

Amén, Aleluya.

O Sancte Spiritus

O Sancte Spiritus,
Caritas Patris et Filii,

Inspira mihi semper:
quod cogitem,
quod dicam,
quomodo dicam illud,
quod taceam,
quomodo efficiam
quod faciam,
ad Gloriam Dei,
bonum animarum
et Sanctificationem meam.

Sancte Spiritus,
da mihi acritatem ad intellegendum,
capacitatem memorandum,
methodum facultatemque ad cognoscendum,
subtilitatem interpretandum,
gratiam et efficaciam ad loquendum.

Da mihi certitudinem incipiendum,
rectitudinem progrediendum
et perfectionem finiendum.
Amen.

Oh Espíritu Santo

Oh Espíritu Santo,
Amor del Padre y del Hijo,

Inspírame siempre:
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia Santificación.

Espíritu Santo,
dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.

Dame acierto al empezar
dirección al progresar
y perfección al acabar.
Amén.