La pronunciación de la lengua latina en el ámbito de la Iglesia es diferente a la del latín clásico y ha seguido la misma tendencia fonética que el Italiano, como lengua romance derivada del latín. Aunque dentro de la pronunciación eclesiástica existieron 4 variantes (española, italiana, germana y anglosajona), la tendencia actual es unificar la pronunciación en la variante italiana, ya que es la utilizada en el Vaticano y que resulta menos confusa para los hablantes de lenguas no románicas. Así pues, para nosotros castellanoparlantes, la pronunciación del latín eclesiástico es similar a la del castellano, con algunas diferencias. No es difícil aprender esta pronunciación, pero no es cuestión de memorizar cada norma, sino más bien de practicar y escuchar a personas que lo hagan correctamente. A continuación detallamos las diferencias con el castellano:

  • Con respecto a los acentos, no existen las palabras agudas en latín. Las palabras de 2 sílabas siempre son llanas, por tanto, la palabra Amén al final de las oraciones debe pronunciarse /’amen/, con el acento en la primera sílaba. Con frecuencia, los textos eclesiásticos llevan tildes en las palabras de más de dos sílabas para diferenciar las llanas de las esdrújulas, aunque esas tildes son meramente indicativas, ya que la lengua latina no tiene tildes.
  • H es muda siempre
  • U en las combinaciones -gue-, -gui-, -que-, -qui-, no se omite como en español. Por ejemplo: sanguen, sanguis, uterque o requiescat, se pronuncian como si llevaran diéresis /gwe/, /gwi/, /kwe/, /kwi/
  • C con las vocales -e-, -i-, suena, al igual que en italiano, como nuestra ch. Por ejemplo: circus, urceus, sonarían /’ʧir-kus/, /’ur-ʧe-us/
  • G con las vocales -e-, -i-, suena igual que en italiano. Por ejemplo: genitori, regis, se pronuncian /ʤe-ni-‘to-ri/, /’re-ʤis/
  • LL suena, igual que en italiano, como una l alargada. Por ejemplo: puella, se pronunciaría /’puel-la/
  • J normalmente no aparece en textos latinos, ya que está sustituida por I. En cualquier caso, si aparece, se pronuncia /i/
  • los diptongos -ae-, -oe-, normalmente representados -æ-, -œ-, suenan /e/. Por ejemplo: rosæ o cœlis, suenan /’ro-se/, /’ʧe-lis/
  • T suena igual que en castellano, salvo cuando va delante de los hiatos -ia-, -ie-, -io-, -iu-, donde sonaría /ꜩ/, como en gratia, sententiæ, solatio o tertium, sonando /’gra-ꜩi-a/, /sen-‘ten-ꜩi-e/, /so-‘la-ꜩi-o/, /’ter-ꜩi-um/
  • en el grupo consonántico CC la primera c se pronuncia /k/ y la segunda con la misma norma que la C (/ʧ/ delante de -e-, -i- y /k/ en otros casos). Por ejemplo: ecce se pronuncia /’ek-ʧe/
  • el grupo consonántico CH se pronuncia /k/ ante cualquier vocal. Por ejemplo: cherubim suena /’ke-ru-bim/
  • el grupo consonántico GN se articula como nuestra ñ. Por ejemplo: magnum o regnum suenan /’ma-ɲum/, /’re-ɲum/
  • el grupo consonántico PH suena como nuestra f. Por ejemplo: phasma, se pronuncia /’ɸas-ma/
  • el grupo consonántico SC delante de las volcales -e-, -i-, se pronuncia como la sh inglesa de shoe /ʃu:/, aunque en algunos casos de difícil pronunciación es aceptable utilizar la forma moderna (pronuntiatio restituta) /sk/. Por ejemplo: ascendere se pronunciaría /a’ʃendere/, pero scientia, para facilitar la pronunciación de la siguiente sílaba oclusiva, puede pronunciarse /s-‘kien-ꜩia/, en lugar de /’ʃen-ꜩia/, pero nunca /es-‘kien-ꜩia/, como veremos en el siguiente punto
  • en efecto, la mayor tentación para los hispanohablante es facilitar la pronunciación de las palabras que empiezan por S- delante de consonante (p.e. spiritus, stella) añadiéndoles -e- al principio, ya que no existen palabras castellanas que empiecen así, por lo que buscamos asemejarlas a las de nuestra lengua (espíritu, estela). Es un error tan común como antiestético, que debemos evitar. Así, cuando el sacerdote diga «Dominus vobiscum» y la respuesta esperada sea «Et cum spiritu tuo«, POR FAVOR, eviten que suene /et-‘ku-mes-‘pi-ri-tu-‘tu-o/, ya que la pronunciación correcta es /’et-kums-‘pi-ri-tu-‘tu-o/. También en la señal de la cruz, «In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti» o el gloria, «Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto«, ATENCIÓN al «et spiri…«, que aunque sean dos palabras, suenan unidas: /ets-‘pi-ri…/ y NO /’e-tes-‘pi-ri…/

Una última consideración en cuanto a la lectura de textos latinos es el ritmo y las pausas. Para leer correctamente es necesario conocer el sentido de las frases, ya que las pausas deben situarse exactamente igual que hacemos en castellano, dibujando con la entonación y las pausas, un orden entre sujeto, verbo y complementos. Dado que en latín es frecuente encontrar cambios en el orden habitual de los elementos de la frase, entender el sentido es importante para poder situar esas pausas. Así que, a practicar!